Dos series emblemáticas de la norteamericana CBS podrían decir adiós cuando a finales de mayo terminen sus respectivas temporadas. Se trata de Sin rastro, séptima temporada, y Caso abierto, que ofrece en estos momentos su sexta entrega. Ambas son de la factoría de Jerry Bruckheimer, y están pasando por una mala racha de audiencia tras haber obtenido todos estos años unos excelentes resultados.
Como ejemplo basta apuntar que Caso abierto, con capítulo de estreno obtiene menos audiencia en estos momentos que la reposición de capítulos de El mentalista, una de las series que mejor le está funcionando a la CBS.
El mayor problema, que afecta a un buen número de series y a todas las cadenas, es que ante el más mínimo bajón de espectadores semanales las cuentas no salen. Los excesivos costes, con un elenco de actores muy consolidados y con altos sueldos, unidos a una galopante crisis que está mermando los ingresos publicitarios, van a provocar en un futuro no muy lejano que nos llevemos más de una sorpresa y veamos desaparecer algunas series de relumbrón que en circunstancias normales podrían permanecer en antena varias temporadas más.
